Derechos reproductivos, salud reproductiva, paternidad responsable y buena paternidad
El 11 de julio se celebra el Día mundia de la población.
Organismos gubernamentales y organizaciones internacionales han hecho un particular llamado. Han solicitado la participación responsable del hombre, tanto en sus actos sexuales y reproductivos como en la crianza de los hijos.
La salud reproductiva en el país genera un increible índice de infertilidad (25% de los matrimonios) producto de los matrimonios de personas sobre los 33 años, estrés, falta de trabajo etc., de las parejas.
Si bien se ha incrementado la oferta estatal en lo que compete a los derechos reproductivos de los ciudadanos, esta no es igual para todos. Las pastillas del día siguiente no son vendidas en las farmacias a jóvenes con evidentes signos de minoría de edad.
Si justamente quieren acceder a una última "opción" para evitar un embarazo irresponsable, más irresponsable es no venderles la pastilla a horas de la copulación, lo cual evitaría en principio que un eventual embrion se anide en el utero de la niña. Esto para evitar señalar que pudo haber un aborto.
Respecto de la paternidad responsable se suele vincularla con el sustento económico de los hijos. En la mayoría de matrimonios, ambos padres trabajan y procuran acceder a medios económicos estables para garantizar así los derechos de sus hijos.
Esta paternidad responsable, en pocos casos se produce a la par de la paternidad moral hacia los hijos. Las empleadas domésticas y nanas, habitualmente se hacen cargo de los niños, porque en un análisis costo beneficio, las madres prefieren trabajar y así garantizar mayores ingresos que tener un tiempo vinculado con sus hijos.
El padre en este síntoma tiene peores índices porque limita su tiempo a los días de fin de semana. Así como termina limitando su relación con su hijo, produce efectos negativos en la pareja.
Las separaciones son frecuentes y ya no son la excepción, que ahora es el matrimonio estable.Las rupturas se producen en forma progresiva. A los cuatro o cinco años, cuando el hijo está por acceder al nido o colegio. Si se supera esta etapa, se pasa a la ruptura de los ocho a diez años, en la cual el niño ya tiene un nivel más alto de exigencia respecto del tiempo que le asignan sus padres.
Si superan este nivel, llega la crisis de los quince años. A la presión de superar el ingreso a la juventud de los hijos, se suma el hecho de la cotidianiedad y apatía en la pareja. Los niveles de adulterio son elevados al nivel de ser un 70% en los casos de ruptura.
La buena paternidad en este sentido respecto del papá, no está ni regulada por ley ni por una conducta social. Habitualmente al hombre se le extirpa su capacidad de querer a sus hijos y cuando existen dudas respecto de la tenencia, el varón nunca es considerado por las juezas de familia.
Si el Estado quiere generar campañas de promoción de derechos sexuales, paternidad responsable y salud reproductiva, debe también generar la eliminación de las normas absurdas de protecció de género cuando estas vulneran los derechos de los padres en la eventualidad exista un divorcio.
Nota. Las citas son tomadas de libros de reproducción sexual de la universidad Cayetano Heredia.