lunes, 25 de junio de 2007

Las preguntas que más que a la pareja afectan a los hijos

Las parejas que tienen hijos llevan una serie de situaciones a cuestas. Entre situaciones provechosas, agradables y otras malas que provocan separaciones o situaciones de odios irreconciliables.
Uno de los grandes problemas que afrontan los padres de hijos menores de edad, es cuando una tercera persona ingresa al círculo familiar.
La mayoría de cuestiones básicas para determinar la presencia de una tercera persona son:
* ¿Has notado algún cambio significativo en su comportamiento?
* ¿Está más distante pero te dice que no le pasa nada si le preguntas?
* ¿Se preocupa más por su aspecto últimamente? ¿Se ha inscrito en un gimnasio, se ha puesto a dieta, se compra más ropa o usa productos de belleza?
* ¿Se muestra reacio o flojo a tener relaciones sexuales?
* ¿Pasa más tiempo fuera de casa que antes? ¿Suele tener reuniones, viajes de trabajo o sale con sus amigos él solo?
* ¿Se ducha cuando llega a casa?
* ¿Has notado movimiento extraños en sus cuentas o gastos que no puedes justificar?
* ¿Llaman a tu casa y cuelgan sin decir nada?
* ¿Se esconde para hablar por teléfono o le llegan mensajes al celular que no lee delante de ti?
* ¿Apaga el celular por las noches o cuando está contigo “para que no los moleste”?
* ¿Ha subido mucho su cuenta del celular y hay algún número de teléfono que se repita demasiado?
* ¿Te dice que estás obsesionado (a) o loco (a) cuando le preguntas si te engaña y cambia rápidamente de tema?
* ¿Evita las conversaciones sobre la pareja y sobre un futuro en común?
* ¿Hace mucho que no tiene un detalle contigo o te dice que te quiere?
* ¿Pasa muchas horas frente al computador, escribiendo mails o chateando y tiene mucho cuidado para que tú no veas lo que hace?
* ¿Has visto sonriendo solitariamente o te da la impresión de que está de buen humor cuando llega a casa y luego se pone serio (a)?
* ¿Te ha regalado algún detalle y luego se ha acurrucado en tu regazo para que le hagas mimos como si hubiera hecho algo malo?
* ¿Has descubierto alguna mentira, se contradice en cosas o se equivoca con las horas, los nombres o los días?
* ¿Ya no le gusta hacer planes juntos o salir de viaje?
* ¿Te insiste en que hagas planes o viajes por tu cuenta con tus amigos (as)?
* ¿Has sentido alguna vez un perfume diferente, le has encontrado restos de maquillaje en la ropa o alguna factura de hotel o restaurante?
Cualquiera sea el resultado, en realidad la pareja no pierde.
Así sea un adulterio, una infidelidad, un acto confuso, un "error", no importa; quienes sufrirán las consecuencias en el futuro, quienes sufrirán más porque se sentirán culpables, quienes soportarán estar entre dos mundos, quienes llorarán en silencio en las noches serán los hijos.
La frase que el tiempo todo cura, es mentira para los niños, porque cuando crezcan vivirán la experiencia de su niñez con sus propios hijos.
Como padre y madre ¿Quieres eso para tus hijos?
Si llegaste a ser infiel, adúltero lo que fuese, repara tu conducta no con tu pareja; esfuerzate el doble pero por el bien de tus hijos.

Victor Judicial en España a favor de los padres excluidos de sus hijos

SENTENCIA PIONERA EN BARCELONA

Un juez retira la custodia a una madre que influyó en su hija para que odiara a su padre.

La mujer y su familia no podrán contactar con la menor durante seis meses.

Actualizado jueves 21/06/2007 14:04 (CET) EFE

BARCELONA.- Un juez de Manresa (Barcelona) ha otorgado a un padre la custodia de su hija, por un período de seis meses, para intentar remediar la aversión que la niña siente hacia él y que, según la sentencia, ha sido inculcada por la madre, al haber impedido que le viera desde su separación.

En la sentencia, pionera en Cataluña, el juzgado de primera instancia número 4 de Manresa no sólo concede la custodia al padre, sino que también acuerda suspender cualquier contacto de la niña, de ocho años, con su madre y con su familia materna durante esos seis meses, hasta que esté acreditado que la menor haya superado el "síndrome de alienación parental" o la aversión que siente hacia su progenitor.

La misma juez ha dictado un auto en el que acuerda, a instancias de la fiscalía, abrir diligencias contra la madre de la niña y sus abuelos maternos, por un delito de sustracción de la menor y otro de abandono de menor, por haber incumplido el régimen de visitas con su padre, establecido desde el divorcio, en enero del año 2004.

La separación se produjo cuando la niña tenía cuatro años, y desde entonces, la madre "ha estado permanentemente obstaculizando dicha comunicación", de manera que han sido "muchísimas" las veces en que el padre se ha visto privado de la misma", sostiene el fallo.

La madre de la menor denunció que la pequeña había sido víctima de maltratos por parte de su padre, pero, recuerda la juez, nunca presentó denuncia por ello ni se han detectado esas agresiones en las escasos contactos que ambos han mantenido, ya que casi siempre han estado presentes terceras personas.La juez concluye en su sentencia, a la luz de los informes médicos y periciales, que la niña sufre un "síndrome de alienación paternal, fobia o ansiedad" hacia la figura paterna, dado que siente rechazo hacia su padre, se niega a relacionarse con él y defiende "a ultranza" a la madre y a su actual compañero, "al que llama papá".

Tras descartar que la solución a ese síndrome sea establecer encuentros esporádicos semanales, porque "se vienen intentando sin éxito desde hace tres años", la juez resuelve atribuir al padre la guardia y custodia de la menor durante medio año, en el que no podrá tener contacto con su familia materna.

Durante el primer mes, ordena la juez, la pequeña pasará a residir al domicilio de los abuelos paternos y será visitada por su padre, sin que éste pueda pernoctar en esa casa. Posteriormente, si los especialistas lo consideran oportuno, pasará a vivir con su progenitor.

La menor recibirá asistencia psicológicaEl juzgado se encargará también de designar a los especialistas médicos que evaluarán y harán un seguimiento de la menor y del síndrome de alienación que padece, una enfermedad que, admite la sentencia, no está reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El fallo cree probado que la causa directa de la fobia que padece la niña es "el constante incumplimiento del régimen de visitas por parte de su madre" y que es muy probable que haya sido infundida por el círculo materno, "quien bien por alienación directa, por negligencia o falta de mínimo esmero (...) ha incumplido sistemáticamente sus obligaciones de fomentar un sano contacto entre padre e hija".

En opinión de la juez, constituye un indicio de que la madre incumplió sus obligaciones de custodia de la menor el hecho de que, desde que se le notificó el cambio de custodia en un auto judicial, la menor no ha asistido al colegio.

La madre argumentó que la menor sufría fobia escolar porque piensa que su padre la irá a buscar al colegio, pero ese temor, para la juez, "sólo puede ser inducido desde el ámbito familiar que ejerce la custodia, con dejación grave de una de las principales responsabilidades de la misma, nada menos que la de educar a los hijos (...).".