viernes, 6 de julio de 2007

Mi crédito de fé con Dios está embargado porque no soy Job

Mi crédito de fé con Dios está embargado porque no soy Job

Debido a los procesos judiciales entablados en la defensa de los derechos de mis hijas en juzgados de familia, la paciencia no es un elemento que se me pueda plantear a rajatabla.

La impertinencia y severas limitaciones en la interpretación de derechos fundamentales es un elemento que las abogadas de género suelen no considerar. El interés superior del niño es un elemento que casi no tiene significado, y se utiliza como interés superior de la madre.

A pesar de acreditar la irresponsabilidad moral, económica, profesional y humana de la madre de mis hijas, las juezas no entienden que sus resoluciones no me perjudican a mí, sino a mis hijas.

Por todo lo que he vivido en este martirio, no han faltado amistades que me han dado su apoyo moral y me han predicado las virtudes de su fé.

En mi caso, mi fé dejó de existir cuando repase por todo lo que he pasdao y lo han y pasarán mis hijas.

Mi línea de crédito de fé en Dios, esta embargada por la realidad. No puede ser sujeto de crédito quien más ha abandonado a mis hijas.

Si algún día se remedia el problema de mis hijas, la defensa de ellas me dará la legitimidad que nunca podría poner a nadie sobre mis hijas, y que me disculpen los creyentes, porque no soy Job.
Mi crédito de fé con Dios está embargado porque no soy Job

Debido a los procesos judiciales entablados en la defensa de los derechos de mis hijas en juzgados de familia, la paciencia no es un elemento que se me pueda plantear a rajatabla.

La impertinencia y severas limitaciones en la interpretación de derechos fundamentales es un elemento que las abogadas de género suelen no considerar. El interés superior del niño es un elemento que casi no tiene significado, y se utiliza como interés superior de la madre.

A pesar de acreditar la irresponsabilidad moral, económica, profesional y humana de la madre de mis hijas, las juezas no entienden que sus resoluciones no me perjudican a mí, sino a mis hijas.

Por todo lo que he vivido en este martirio, no han faltado amistades que me han dado su apoyo moral y me han predicado las virtudes de su fé.

En mi caso, mi fé dejó de existir cuando repase por todo lo que he pasdao y lo han y pasarán mis hijas.

Mi línea de crédito de fé en Dios, esta embargada por la realidad. No puede ser sujeto de crédito quien más ha abandonado a mis hijas.

Si algún día se remedia el problema de mis hijas, la defensa de ellas me dará la legitimidad que nunca podría poner a nadie sobre mis hijas, y que me disculpen los creyentes, porque no soy Job.